A veces, los espacios reflejan no solo el estilo, sino también la personalidad y valores de sus habitantes. Un ejemplo perfecto es este hogar madrileño en el que nuestros interioristas han convertido cada rincón en un oasis boho-chic donde la estética y el confort dialogan en armonía. Inspirada en la sensibilidad moderna y sostenible de la joven familia que lo habita, esta casa celebra materiales naturales, texturas cálidas y una elegancia relajada que parece innata, de esas que surgen casi sin esfuerzo.
Dos jóvenes profesionales —ella apasionada de la fotografía de paisajes y él consultor ambiental—, se cansaron de vivir en pisos pequeños durante años en la capital. Encontraron en esta promoción de viviendas unifamiliares su escenario perfecto. Este espacio, pensado como su refugio familiar, es también una galería viva de sus valores, donde nuestras piezas logran transformar los momentos cotidianos en experiencias excepcionales.
Un salón comedor pensado para compartir y disfrutar
El salón-comedor es el núcleo social del hogar. Aquí, el sofá Blok en pana gruesa verde crea el equilibrio perfecto entre comodidad y elegancia, su color profundo le da carácter al espacio mientras invita a la calma. Frente al sofá, la mesa de centro Wilshire de cristal templado y metal con acabado negro mate aporta un toque contemporáneo que se complementa con la calidez del aparador Abilen de tres puertas de chapa de roble. Una pieza que aúna funcionalidad y diseño con sus líneas simples.
El comedor se convierte en un espacio versátil y acogedor, gracias a la mesa extensible Oqui de roble, acompañada de las sillas Safina en fresno negro, creando una combinación moderna, pero con una suavidad que invita a quedarse un rato más. La lámpara de techo Gotram de acero corona el conjunto. Una iluminación sutil que juega con los reflejos de la alfombra Madelín de yute; materiales que buscan conectar el espacio de este piso en Madrid con la tierra.
Dormitorios que dialogan pero con distintas personalidades
El dormitorio principal es una oda a la calma, a la paz. El lugar perfecto al que llegar para relajarse. Aquí, la funda de cama Dyla en borreguito invita a un descanso profundo y reconfortante, gracias a su textura suave y acogedora. La mesa auxiliar Kurb, en blanco, se convierte en el soporte perfecto para libros o detalles personales, y el aplique Repcy en blanco y chapa de roble añade un toque cálido, realzando la simplicidad sofisticada del minimalismo cálido.
En una esquina, un macetero redondo Mash de metal aporta un toque de frescura gracias a las plantas artificiales, recordándonos que incluso en las estancias privadas, los materiales naturales y un buen vergel pueden jugar un rol decorativo y revitalizador. Todo en este espacio está pensado para que, al cerrar la puerta, se deje atrás el ruido de la ciudad.
En el segundo dormitorio, a nuestro equipo de interioristas tampoco se les ha escapado ningún detalle. La habitación está equipada con una cama de maciza de fresno que ofrece firmeza y elegancia en cada línea. A su lado, la mesita de noche Delsie de madera de acacia añade un toque rústico, mientras que la mesa auxiliar Eider, también de acacia y acero, completa el conjunto con un guiño de diseño industrial. Lo importante, que los invitados de esta joven pareja se sientan como en casa.
Para los más pequeños de la familia, el dormitorio infantil es un mundo aparte, lleno de imaginación que potencien su creatividad. La cama tipi Maralis de haya invita al juego y al descanso en un rincón especial, y la silla infantil Tressia, con su acabado en blanco y madera natural, se convierte en el trono de las horas de lectura o manualidades. Además, la librería Adiventina de pino permite que los primeros cuentos y libros tengan su propio espacio, fomentando desde pequeños el amor por el orden y el descubrimiento.
Boho-chic en cada detalle: una casa donde los materiales cuentan historias
Este proyecto, llevado a cabo por nuestro equipo de interiorismo, no solo se trata de selección de mobiliario, sino de una filosofía de diseño. Al optar por materiales como la chapa de roble, el yute y el borreguito, se priorizan las texturas y acabados naturales que permiten una conexión visual y táctil con el espacio. Esta elección no es casual: el estilo boho-chic abraza la autenticidad y el respeto por la naturaleza, fusionando elementos modernos con otros más artesanales en un equilibrio perfecto.
Este hogar de Madrid es, en esencia, un ejemplo de cómo el diseño puede transformar no solo un espacio, sino una manera de vivir. Cada pieza, desde la lámpara Gotram hasta el macetero Mash, contribuye a crear un ambiente que celebra la vida sencilla, pero significativa, donde cada día se disfruta y cada detalle tiene una razón de ser.